El enorme mercado inmobiliario de China se está desmoronando. Xi Jinping quiere revivir las ideas socialistas sobre la vivienda y devolver al Estado el poder. Según la nueva estrategia, el Partido Comunista se haría cargo de una mayor porción del mercado, que durante años ha estado dominado por el sector privado. Según los asesores políticos involucrados en las discusiones y los recientes anuncios del gobierno, lo sustentan dos programas importantes. Uno implica que el Estado compre proyectos del mercado privado en dificultades y los convierta en viviendas que el gobierno alquilaría o, en algunos casos, vendería. El otro exige que el propio Estado construya más viviendas subsidiadas para familias de ingresos bajos y medios. El objetivo, dicen los asesores políticos, es aumentar la proporción de viviendas construidas por el Estado para alquiler o venta de bajo costo en condiciones restringidas hasta al menos el 30% del parque de viviendas de China, desde aproximadamente el 5% actual. Los mandarines económicos de Beijing, encabezados por el principal asesor de política económica de Xi, el viceprimer ministro He Lifeng, todavía están debatiendo cómo ejecutar la estrategia inmobiliaria. Los economistas advierten que podría llevar años implementar el plan, si es que es posible lograrlo. El costo sería enorme: potencialmente hasta 280.000 millones de dólares al año durante los próximos cinco años, o un…
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